Una hora prudencial asomaba en nuestras conciencias, cuando decidimos reintegrarnos a la vida habitual.
Ayer conseguimos levantar el culo unos minutos antes de las 12. Al asomarnos a la noche, se veían bastantes estrellas; señal de que seguirá sin llover y nos tendremos que aguantar el mono de setas. Bueno, ¡qué desvarío!. No era esto lo que os iba a contar.
Cuando nos reunimos para disgregarnos, a uno que llevaba un pucherico en las manos (no diré quién), de pura felicidad, se le ocurrió encasquetárselo en la cabeza.
¡Caramba!. Casi ni nos dio tiempo a sorprendernos; el individuo (aunque me tiente, no diré de quién se trataba), con una sonrisa de oreja a oreja, se lo sacó originando un sonido metálico de succión que ¡oh, maravilla! resonó como un auténtico coro celestial… clin-gooon.
La sorpresa nos paralizó; este inconsciente muchacho (¿estáis empezando a sospechar?) no del todo seguro de que había sido el causante de tal maravilla, vuelve a intentarlo y… clin-gooon. Bueno,… ¿reír?; yo creía que nos daba algo.
Imaginaos; este homínido tan entrañable, subiendo por la carretera con su infatigable son, metiendo y sacando tan particular instrumento de su cabeza, creando en plena noche preñada de silencio aquel bandeo alternativo, aquel mantra definitivo… clin-gooon, clin-gooon,… “hasta luego, Sergio”,… clin-gooon, clin-gooon.
Se conoce que ya le había quitado el miedo. Sabedor de que esos ruidillos que emitimos después de las veladas “deportivas” son claramente audibles para el resto de los vecinos, seguía el tío afanándose en ello.
Aún cepillándome los dientes hace poco (escribo esto por la noche, no quiero que se me olvide) me descojonaba sólo, recordándolo de camino a su casa regalándonos los oídos, sin dejar el mete-saca… clin-gooon, clin-gooon…
jajaja jajaja!
ResponderEliminarEstos monstruos y seres mitológicos que habitan las noches de Egillor empiezan a ser muy valientes y casi casi a dejarse ver.
Habrá que vigilar, porque el otro día se llevaron a unos cuantos de los de la peña del plus que no aparecieron a la hora requerida.
Jajaj
ResponderEliminarNo se que os parecerá esta teoría, pero yo, la verdad, es que estoy empezando a juntar cabos. ¿Porqué hay veces (muchas) que no recuerdas bien tus actos de la noche anterior? O aún más sencillo, ¿qué extraña fuerza empuja a un humano talludito a ponerse una cacerola en la cabeza? Tenemos el razonamiento fácil del alcohol, las drogas, enajenaciones transitorias, etc..
Quizás, y solo quizás, -no mantengo que sea una verdad incuestionable- son ellos, los de la noche: gaueko. Ya sabéis el viejo adagio, “el día para los del día eta gaua gauekoentza” ….o sea la noche para los de la noche.
A lo mejor es que en un momento dado ellos de algún modo juegan con nosotros, nos poseen o nos dirigen. No me es difícil imaginarme a cuatro galtzagorris, sentados y dando cuenta de unas bellotas tostadas con miel de esas colmenas del barranco de la Tejería, con los pies en remojo en la Balsa de la Esperanza, comentando y riéndose de las barrabasadas que nos hacen cometer.
Parece que les oigo en su cháchara: Así da gusto! Casi cada noche una vuelta por el pueblico ese de ahí abajo! Y que marcha! No nos reíamos tanto desde cuando le tomábamos el pelo al de la garita de Garaño! Y te acuerdas de los frailes de Zeia? Jajaj si al final tuvieron que echar el cerrojo!
No sé, no sé… y además para mí que me faltan ramicas de la maritxu..
Pues aquí estamos de nuevo. Poseidos? quien sabe. A gusto. Las estrellas nos guiñan y prometen un buen día para mañana. los micelios tendran que esperar, pero nosotros sacaremos provecho.. ¿esto es una edad dorada? a veces tengo la impresión de que es una epoca muy, muy buena. Ya se sabe, por si acaso "Carpe diem".
ResponderEliminar¿donde hay que firmar?