El viento de otoño hacía remolinos de hojas naranjas al borde del camino que discurría mansamente junto al rio, en dirección hacia la capital del Reyno. Era esa hora en la que el silencio hace pensar en que el viejo mundo se detiene un momento a descansar. Todo esta tranquilo. El sol, escondiéndose detras de Mortxe, hace brillar la cruz de la iglesia del monasterio de Zeia. De improviso, un grito espeluznante rasga el silencio del atardecer. Un unico grito que hace que el propio viento se detenga a escuchar. Nada se oye pero todos saben que ha comenzado... [continuará]
no me lo puedo de creer!
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ay que tontorrona...jajaja!
ResponderEliminarpor favor no me dejes en ascuas un grito?...... ¿Qué pasara?....sigue contando.... sera algún zorro queriendo comerse a la gallina jjjj
ResponderEliminarun grito? sera una yegua amonestada por Juanjosé?
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