La cena de reinicio de temporada no defraudó a nadie. Elegancia, velas, flores, temas otoñales, platos catalanes... en fin, puesta en escena prácticamente insuperable.
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Los platos eran tan guays que daba pena comerlos. Con el mío hasta hablé un rato.
En francés. Eso sí, era un poquillo virolo. Nchts! nadie es perfecto. |
Si se van yo me voy con ellos!
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