Ni altar, ni bóveda mística, ni cavidad esotérica, ni drenaje, ni puerta dimensional. Hete aquí la verdadera funcionalidad del bujero que al haber sido deszarzado ha centrado las miradas de los auzolaneros estos últimos días.
Una ilustre habitante de casa Musurbil lo soltó así, con naturalidad, "mira, el hueco donde el tío Francisco guardaba la bota y el rallo cuando estaba trabajando en la era". Y hoy mismo hemos recuperado tan loable uso. Nada más honorable que honrar a los antepasados!!
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